Lo que quieres es relajarte en tu habitación y disfrutar de unas partidas de tu videojuego favorito. Sólo tienes que encender la consola, coger el mando y ponerte los auriculares pero, después de un rato usándolos, los cascos empiezan a darte problemas: se quedan sin batería, tus amigos no te escuchan o te hacen daño en las orejas. Tranquilo, estos son problemas muy habituales si no has elegido bien tus audífonos para jugar.
Lo que quieres es relajarte en tu habitación y disfrutar de unas partidas de tu videojuego favorito. Sólo tienes que encender la consola, coger el mando y ponerte los auriculares pero, después de un rato usándolos, los cascos empiezan a darte problemas: se quedan sin batería, tus amigos no te escuchan o te hacen daño en las orejas. Tranquilo, estos son problemas muy habituales si no has elegido bien tus audífonos para jugar.